"Como juvenil estuve en México, Costa Rica y Venezuela. Me debía una gira por América del Sur. Éste es un país al que quería venir desde hacía mucho. Jugué con argentinos desde que tenía 15 años. Habitualmente la gente viaja por el mundo para verme y ahora es al revés; yo viajé hasta aquí para verlos y estoy emocionado por esta oportunidad. Pero reconozco que esto es algo más grande de lo que esperaba. Jugaré en un estadio con capacidad para 20.000 personas, que será el segundo más grande el mundo (tuvo en cuenta el Arthur Ashe)", expresó Roger, sorprendido por ver en un salón del hotel Intercontinental de Nordelta a más de 400 periodistas (y una buena porción de infiltrados con cámaras en mano), cuando en realidad esperaba a menos de la mitad. Simpático, hasta con modos campechanos, entendió el juego como pocos; bromeó con un doble suyo que llevaba una máscara diseñada por los caracterizadores que habitualmente las producen en el show televisivo de Marcelo Tinelli, aceptó ponerle un pañal a un bebe de juguete y hasta sonrió cuando le preguntaron cuándo tenía pensado regresar a su planeta. "Sé que normalmente los deportistas son vistos como superhéroes y eso es divertido, pero en realidad soy una persona normal. Soy un ser terrestre."
-¿Cuáles fueron tus mayores aciertos para construir una carrera como la que tenés?
-Desde el punto de vista tenístico, rodearme de la gente adecuada. Porque creo que la gente equivocada puede afectar a un jugador de manera horrible. Tuve la suerte de elegir a buenos profesionales que estuvieran a mi alrededor, que me dieran buenos consejos. Hay que trabajar duro los 365 días del año, hay que hacer sacrificios y descansar. Siempre hay que tratar de estar mejor que los rivales. Y después, otra decisión que me enorgullece es haber construido la fundación que lleva mi nombre, hace unos diez años, para ayudar a tanta gente y a tantos niños que necesitan tanto.
-¿Qué significa ser una inspiración para chicos y grandes?
-Nunca pensé que llegaría a ser una inspiración. Por ejemplo, cuando tenía 14 o 15 años jamás me imaginé que llegaría a trascender tanto en el deporte o inspirar. Uno trabaja para el propio éxito y para llegar lo más alto posible. Pero que uno les caiga bien a los niños era inimaginable. O cuando veo el brillo en los ojos de las personas que se me acercan es algo maravilloso, ver a adultos felices cuando me conocen porque disfrutan de verme jugar es un privilegio. La oportunidad de inspirar hoy ya me sale muy natural. Estoy muy contento de encontrarme con la gente. Tuve la suerte de tener suficiente talento en mi vida. Mi vida cambió muchísimo en estos últimos años, necesito estar motivado aunque me tuve que adaptar a estos cambios en mi familia, por eso fue muy importante mantenerme como la persona que he sido siempre.
-¿Cuándo hiciste el clic?
-Creo que tuve un período de transición. Siempre, por lo general, fui un gran jugador de partidos, pero no de grandes períodos. Siempre me gustaban todos los deportes, practicaba muchos de ellos en mi país. A los 12 años elegí jugar sólo fútbol y tenis, y a los 14 me decidí por el tenis completamente. Fui a un centro nacional de tenis, donde me entrenaba dos horas cada día y fue arduo, fue duro. Extrañaba mucho a mi familia porque yo estaba en Francia. Estuve ahí dos años, de lunes a viernes; estaba viviendo con otra familia, con la que todavía hoy tengo una cercanía afectiva. Ellos me alojaron en su momento. Mis padres me dieron esa oportunidad, confiaron en esa familia, confiaron en mí y en el tenis. Ellos jugaban al tenis, eran aficionados. Y ése fue el primer momento en el que me di cuenta de que debía dedicarme al tenis. Después, desde los 16 o 17, cuando terminé el colegio, y a los 18, cuando me hice profesional, todo fue un proceso, estuve más focalizado. Y más o menos desde 2000 y 2001 fui mejor y mejor. Y desde 2003 empecé a tener grandes resultados.
-¿Qué te queda de aquel adolescente irascible que rompía raquetas y se desteñía el pelo?
-(Sonríe) Tengo todavía algo dentro de mí. Siempre me gusta hacerle chistes a la gente, hacer algunas bromas, disfrutar de la vida, estar alegre. aunque ya no lo hago tanto en la cancha de tenis, porque eso es divertido en una práctica o fuera de la cancha. Está claro que aprendí que muchas de aquellas cosas de mi comportamiento no podía seguir haciéndolas si quería ser un tenista con intenciones de tener éxito. Pero por ahí, en estos partidos de exhibición, puedo demostrar algo de aquel personaje.
-¿Cómo te ves dentro de 20 años?
-¡Con 51 años! ¡Guau! (lanza una carcajada). No lo sé. Quizás en Suiza, trabajando, haciendo cosas que me interesen, me diviertan y relajen. En el tenis, quizá, sí. Puede ser como entrenador, pero no lo sé. Después, veré en qué situación estoy con mis hijas y mi mujer. Me sigue gustando viajar, aunque también disfruto de estar en mi casa. Soy feliz así.
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