sábado, 14 de agosto de 2010

ROGERS CUP CANADA 2010 EN SEMIS


Este año aparentemente el experto en polvo de ladrillo "Terminator" Rafa Nadal, le está pasando el cepillo a todos los chicos estos que en cemento son insuperables... y no sería nada raro verlo levantar la copa de este Master de Toronto.

Hoy debe enfrentar a Andy Murray que dejó en el camino a nuestro Capitan David, ganando de forma contundente 6/2-6/2. Este partido a priori parece interesante ya que estamos hablando de 2 tenis totalmente distintos, vamos a ver como está preparando Andy para enfrentar al Rafa y su poderío tenistico mental!!!

Por otro lado tenemos a Rogelio lo suficientemente motivado como para llegar a la final, hoy tiene un partido interesante contra un Novak que viene jugando de menor a mayor.
De hecho Rogelio tiene argumentos de sobra para eliminar tranquilo a Novak, pero vamos a ver si el Nole se lo permite. Que sea para el mejor...

5 comentarios:

  1. Gracias Mister Palomo por la nota que me dedica!!
    Por otro lado usted es un looser (me está compitiendo?) pronosticando quien levanta la copa en Toronto.
    Andy le dio una lección de buen Tennis (por fin alguien que juega bien) al llamado Terminator español
    Por último le dejo una frase de un genio argentino que resume parte de lo que pienso:

    "La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce"

    Jorge Luis Borges

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  2. Se acercará, primero, la mano estirada, la mirada perdida. Respirará hondo y acompasadamente varias veces, hasta que el frío del consuelo del vencedor llegue. Cerrará los ojos, no mucho tiempo. Sentirá entonces, penetrándole, un reposo húmedo. Será la tristeza. Algo tibio. Íntimo, casi fraterno. Decididamente poético. Eso. Poético. Se sentará entonces, sin mirar a nadie. Le punzarán algunas miradas furtivas. De reojo. No deberá hablar casi. Ni insultar. Deberá callar largamente. Sentirá entonces, creciéndole, un orgullo callado, quieto. Será la dignidad. Lo tomará del hombro, llenado con blandura el silencio que acompaña a los fracasos. No deberá llorar. Nunca. Tal vez apretar fuertemente la mandíbula.

    Un instante. Se pondrá de pie. Sentirá entonces, en sus hombros, un peso denso. Son sus pertrechos colgados que sienten lo mismo que su dueño. Será el romanticismo, que envuelve en una gasa tenue todas las derrotas. Tomará sus recuerdos recientes sobre los puntos perdidos, su trémulo orgullo antes impecable, se vestirá con ellos cuidadosamente, casi con cariño, y se marchará.

    Caminará por el fleje que le fue esquivo. Estará solo. Y tendrá que caminar lento, pero no muy lento. Una mano en el bolsillo y la otra en su raquetero. No habrá ni un solo amigo. Ni uno. O tal vez uno que respetará el momento, el silencio, la tristeza, que dejará caer casi con temor, o con respeto, una palmada leve sobre el hombro, como temiendo romper algo, como temiendo que se le desprenda al vencido ese fino revoque de la melancolía, de la nostalgia.

    El vencido sacudirá una vez la cabeza, o dos en agradecimiento, sin hablar, porque una palabra, un gesto amartillado en falso, puede precipitar el llanto. Y el vencido digno no se permitirá llorar ante terceros. Se marchará solo.

    Se preparará en su casa un café fuerte, negro, espeso y caliente. Se tomará la cara con las manos, para apretarse aun más sobre los párpados esa poesía inútil de las derrotas. Para fijarse sobre los pómulos todo el romanticismo suave e impalpable de las derrotas. Se podrá permitir ahora sí, un gesto nervioso, un puñetazo corto y duro al aire dulzón de la cocina o bien sobre la mesa.

    Se podrá permitir, ahora sí, llorar con un llanto comprimido, convulsivo, desesperado y hondo contra el marco de la puerta del comedor. Deberá luego lavarse la cara, secarse los ojos con una toalla. Mirarse al espejo preguntándose si tenía realmente necesidad de llorar.

    Y se sentará en el sillón de mimbre.

    Tomará su café.

    No se sentirá tan mal, después de todo.

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  4. MAGNIFICO TRABAJO.
    No se realmente donde encontró esto, pero esta hermosa gacetilla, plasma de manera simple y casi poética esa sensación que sentimos los que sabemos valorar y tener esa dignidad que la victoria no conoce....
    Me permito agregarle un pequeño detalle...

    Reposando ya esa noche, con la cabeza en la almohada se repetirán escenas furtivas de la derrota una y otra vez, como si esa película, no la hubiera visto, pasándose factura por no haber hecho esto o aquello...y efímeramente dirá para sus adentros...tal vez la próxima vez...

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  5. Es del Negro Fontanarrosa adaptado por mí para el Tennis y completado muy bien por usted.

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